El mensaje de Manuel Queiró, presidente saliente de Comboios de Portugal, fue que, en un plazo de tres años, CP estaría preparada para entrar en España operando en varios destinos, por lo que planteó a Renfe la posibilidad de crear una colaboración para no convertirse en competidores directos.
“Se miraron unos a otros porque no esperaban que los portugueses avanzaramos así, y decidieron que el director general de Renfe se desplazaría a Lisboa para discutir el asunto con CP. En la misma semana, vinieron a Lisboa y aceptaron el principio de que irían a colaborar”, cuenta el expresidente de la compañía lusa.
Esto “significa que Renfe está abierta a una sociedad CP-Renfe para realizar trayectos Lisboa-Madrid, Lisboa-Barcelona, Coimbra-Salamanca, Lisboa-Sevilla y Lisboa-Coruña”, agregó.
Ese año tendrá lugar la liberalización del servicio de pasajeros en suelo luso, y con una flota de trenes que en algunos casos superan los 50 años, CP tiene claro que un acuerdo con la española puede ser la solución para no verse perjudicada.
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