1) LA LATINIDAD ROMANA está presente con orgullo en Iberia, sin dejar de tener afecto por los indígenas celtíberos. Latinidad como una de las matrices de la ibericidad. Aquí entraría la mística geopolítica de la Nueva Roma utilizada por Darcy Ribeiro para Brasil.

2) LA LATINIDAD FRANCESA. Es la latinidad geopolítica de París del siglo XIX y XX que buscaba puentear a Iberia. Por eso preferimos el término iberoamericano o iberofonía. Por suerte la geopolítica de París no alcanza tanto como en tiempos del Imperio Mexicano, el comienzo del XX con su hegemonia de la cultura o con la fracasada Unión Latina desde París. La embajada francesa maniobró contra la ley del español de Lula. París y Londres fueron un problema adicional para el entendimiento ya complicado entre Lisboa y Madrid. Sin la hegemonía francesa, es posible resucitar la idea de unión latina, que incluso llega a Rumanía (comunidad muy presente en Iberia) y Moldavia.

3) LA LATINIDAD AMERICANA. Lo latino da una comprensible distancia a los países iberoamericanos con la matriz ibérica para reafirmarse en su identidad autónoma desarrollada en la postindependencia y por otras singularidades. No necesariamente es fobia, aunque puede haberla. América Latina es consenso diplomático para integrar Brasil e Hispanoamérica. Lo latinoamericano tiene la ventaja de integrar mejor la herencia posterior de la migración italiana, muy presente en São Paulo, Buenos Aires, Montevideo o Caracas. Lo latino como marca cultural ha estado muy presente en Miami y cada vez más en Madrid.

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